New World Symphony

Compositor: Antonin Dvorak

Deleitada por primera vez en 1893 en el Carneige Hall con la Orquesta Filarmónica de Nueva York, esta pieza mostró ser una combinación intrépida debido al contexto histórico que le rodeaba. En 42:36 minutos, esta pieza muestra una severa variedad de intensidades y armonías, utilizando diferentes tonos y timbres instrumentales para moldear el sentimiento que Dvorak quería transmitir. La sinfonía posee una forma irregular, ya que cuenta con diferentes intensidades que no van protocolarmente con su tiempo, es decir no encontramos en ella un principio calmado piano, un clímax intenso y un final fortissimo si no que a lo largo de toda la pieza diferentes melodías protagonizan el enfoque en oportunos tiempos, así como los volúmenes y la textura. En cuanto a tiempo, este consta de un 4/4 que varía según la melodía correspondiente al compás, y por el aspecto de volúmenes podemos notar que se utilizan desde dobles fortes hasta pianissimos; además posee una textura mayoritariamente allegro (vivaz) sin embargo como se dijo anteriormente existen diferentes intensidades. Esta pieza se cataloga como una de las más crecientes en el periodo de florecimiento de la música clásica.

Es importante mencionar que Dvorak fue influenciado severamente por las culturas americanas nativas y africanas, en las cuales se enfocaba en sus rituales espirituales.